La foto es un conocimiento. Está teñida de ideas románticas que se rigen por una la necesidad de adaptación a un medio cada vez más exigente, que según el autor es la verdadera libertad del hombre. He aquí sin lugar a dudas, al último hombre libre sobre nuestro planeta, libres de sí mismos y de del mundo, pero inmersamente arraigados a la tierra. He aquí un Tuareg. Un ser guerrero inmerso en un mundo que los occidentales llamarían extremo.
Es una crítica severa a la sociedad occidental, nos coloca como un pueblo que vive sin esperanzas y sin fe. La imagen en sí misma es inspiradora, es el esfuerzo del individuo por salir adelante, es un ser que tiende a desaparecer y lucha por su propia identidad, es un ser creyente que siente en plenitud con Dios, un Dios quien ve, escucha, siente y acepta.
Evoca además, un ambiente de poder, con leña al hombro camina en medio de la nada solo potenciado solo por sus pies. Su misión, ser útil a su pueblo, a su sociedad y a su Dios. Es finalmente el fantasma del tiempo.
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