corriendo


Al chico de la foto no le importa el futuro, no le importa lo que hará después. Sus necesidades son olvidadas y solo quiere correr por aquel laberinto del que espera nunca salir. Ha hecho de este su campo de juegos, el lugar donde se construye, se crea, se guarda el futuro de la ciudad. Lo hace, no porque no tenga otro lugar donde ir, sino par la emoción de romper las reglas, de estar donde no debería, de arriesgarse, de ser.

Corre sobre soportes altamente inestable, moviéndose entre ellos con tal facilidad que pareciéramos conocerlo en su todo, más realmente solo vislumbra. Él es cómo se siente occidente, atrapado en una sociedad artificial, como una gota que cae y deja de ser al tocar tierra, sin saber ¿porque?, ni ¿Cómo?, ni ¿para qué? Una sociedad que vive de la razón, pero la rechaza. Esa dualidad en la que sus soportes (la tecnología, la ciencia, el conocimiento, la razón) dan poder a sus contraposiciones (el misticismo, la brujería, la subjetividad cultural).

La fotografía es una muestra de la irreverencia e ingenuidad que tiene el ser humano sobre sí mismo. Es el afán del hombre postmoderno por ganar una carrera sin competidores, sin salidas y sin llegada, buscando hacer el mejor tiempo. Más, tampoco desea terminar. Lo impulsa la necesidad de sobrepasar a su fantasma, de correr tan rápido como sea posible solo por el placer de hacerlo. Esta foto es una fiel representación de la actitud de contradicción de la post modernidad.

Palabras: 252

0 comentarios:

Entrada más reciente Inicio

Blogger Template by Blogcrowds.